La mayoría de los grandes grupos inventaron un sonido durante las décadas de los 60s y 70s. El punk fue el género que desafió lo establecido y provocó a los jóvenes europeos a dar un salto mayor hacia los nuevos sonidos durante los 80s.
Irlanda era un país dividido por la ideología, la religión y los intereses económicos de la Gran Bretaña. Su historia ha estado delineada por la hambruna, la migración, los ataques terroristas y la pobreza —aunque también por tener un whiskey delicioso, unos paisajes hermosos y una música espectacular—.
Crecer en Irlanda en pleno conflicto durante los 70s y tener hambre fue lo que provocó que Paul Hewson, Larry Mullen Jr, David Evans y Adam Clayton se reunieran para verter toda su creatividad adolescente en la preparatoria Mount Temple de Dublín.
Tras 4 años de empezar a practicar y escribir sus primeras canciones, fue en 1980 cuando lanzaron Boy, su primer disco de estudio, cuyo resultado comercial no sólo fue minúsculo, sino que puso en peligro el desarrollo de aquel proyecto llamado U2, que tomó su nombre por el avión espía norteamericano que fue derribado sobre suelo soviético en 1960 durante plena guerra fría.
Al llegar 1983 y con la aparición del álbum War, Norteamérica y el resto de Europa voltearon a ver a U2 por su clara posición a favor de la paz y la denuncia social implícita en la letra de sus canciones, triunfando en las listas de popularidad con una canción inspirada en la masacre ocurrida en Irlanda del Norte, un domingo de 1972, donde las tropas británicas asesinaron a decenas de civiles: “Sunday bloody Sunday”.
El magnetismo, histrionismo y elocuencia de Bono en el escenario lo llevaron a convertirse en un inmediato ídolo del rock, a nadie se le había visto antes así, el contacto con la audiencia y su discurso del 13 de julio del ’85 durante los minutos que tuvieron en Live Aid en Wembley, provocaron que el mundo entendiera el mensaje y U2 pasó de comer con los niños en la cocina, a esa mesa sagrada donde sólo comen Los Beatles, Los Rolling Stones, Led Zeppelin y David Bowie.
Dos discos son fundamentales en su historia, ambos producidos por las geniales mentes de Daniel Lanois y Brian Eno: The Joshua Tree, que los hizo ganar el Grammy por el mejor disco del año en 1987. Es el U2 de los videos maravillosos en blanco y negro, hipnotizados por la cultura y la música norteamericana, aquel donde se incluía “With or without you”, “Still haven’t found what I’m looking for” y “Where the streets have no name”, el último del Bono con hambre antes de empezar a mutar y cuya gira diera lugar a la película Rattle and Hum, nostágica, poderosa y disruptiva.
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El segundo aparece en 1991 titulado Achtung Baby y es, sin duda, su obra maestra, inspirado por la caída de la cortina de hierro, la Perestroika y la reunificación alemana. Este disco daría lugar a una de las giras más importantes de la historia llamada “Zoo TV Tour” con la que U2 realizó 4 conciertos en la ciudad de México en 1992.
La gira “Zoo TV Tour” se convertiría en Zooropa y daría lugar a McPhisto, el alterego de Bono, llevando al límite al cantante para provocar en el grupo un franco declive creativo hacia mediados de los 90s. La búsqueda de sonidos más electrónicos y actuales dieron lugar al álbum Pop en el 97 pero ya nada fue igual.
U2 se convirtió en una máquina de hacer dinero con sus conciertos; generando durante los primeros años del nuevo siglo y finales de los 90s algunos de los shows más fastuosos e imponentes de los que se tenga registro, sólo comparables a las infraestructuras de Los Rolling Stones y Pink Floyd, de ese tamaño se convirtió el ego de Bono y el descarrilamiento de la banda. “Ahora que sobra el dinero dónde están tus besos… Tú, dónde estás” diría la canción ¿qué canción?
Llegaría All That You Can Leave Behind en el 2000 y How to Dismantle an Atomic Bomb cuatro años después. Pretender encontrar realmente buenas canciones en los discos No Line On The Horizon, Songs of Innocence y Songs of Experience es una labor titánica, sin embargo, durante este viaje de más de 40 años y 13 álbumes de estudio después, el legado de U2 es vasto y sumamente admirable.
Si bien los mejores años del cuarteto irlandés han quedado atrás, una decena de sus composiciones —por lo menos— son referencia obligada para entender la evolución del sonido grabado y la grandeza del Rock and Roll.