Spoilers Alert…
Hace cuatro temporadas, los Byrde se mudaron al lago de Ozark para comenzar un camino criminal que aparentemente terminaría tras lavar varios millones de dólares para un cartel, aquello se convirtiría en una travesía más obscura, compleja y sangrienta, poniendo a prueba los límites de Marty y su familia.
La serie llegó en 2017 creada por Bill Dubuque y Mark Williams, y protagonizada por Jason Bateman, Laura Linney —también productores ejecutivos y directores de la serie— y Julia Garner, quien da vida a Ruth Langmore.
Desde el principio, la serie prometía colarse entre las mejores producciones contemporáneas, con el reparto adecuado y un equipo de producción que entendió perfectamente la tarea, Ozark conquistó la pantalla chica.
Acompañamos a los Byrde en su paso por Ozark, conocimos a los Snell y sufrimos con los Langmore, una familia marcada por violencia, muerte y por los Byrde ,quienes —literalmente— los extinguirían, evidenciando la paradoja de la eterna justificación de Marty de salvar a la familia al tiempo que destruía la ajena.
La historia navega entre lavado de dinero, traición, poder y muerte, una serie de eventos desafortunados que marcan el destino de muchos. Aquel que se acercara a los Byrde estaría destinado a un trágico final.
Las manos de Marty y Wendy se mancharon de sangre, culminando con un acto que une a la familia: el asesinato de Mel a manos de Jonah, quien comenzó lavando dinero y que, tras la muerte de su tío a manos de Wendy se distancia de su familia intentando no caer en sus redes, aunque su destino era el mismo que el del resto: salvar a la familia.
Destaca la impecable evolución de todos los personajes que aparecen en la serie, desde Sam Dermody hasta los estelares Marty, Wendy y Ruth. Primero conocimos a un Marty cuyos principios jamás le hubieran permitido tomar las decisiones que toma para el final de la serie, pero que, lo que ha vivido lo lleva a convertirse en una persona menos racional y más viceral. Wendy, termina siendo una mujer más impulsiva y manipuladora, intentando tomar las riendas de la salvación de la familia.
Lo mismo para Ruth, cuyo destino se marca cuando entra a Shaw Medicial y aprieta el gatillo que asesina a Javi Navarro (interpretado por Alfonso Herrera, que hizo un papel espectacular en su paso por la serie). Y, aunque la muerte de Ruth era algo que probablemente muchos de nosotros queríamos que se evitara —incluso los creadores aceptaron que no estaba en sus planes—, era inevitable que sucediera.
En una serie que evitaba ser un cuento de hadas, mantenerla con vida era demasiado bueno para ser verdad. Su final —a manos de Camila Navarro— aunque es una consecuencia de su relación con los Byrde, es en realidad el resultado de sus decisiones y la culminación de su venganza por la muerte de Wyatt.
Ozark es narcotráfico y lavado de dinero, pero también es traición, poder, familia y estratos sociales. El contraste entre los Langmore y los Byrde es uno de los principales ejes de la historia, e incluso la diferencia entre la vida en Ozark y Chicago es tan evidente que la coloración de las escenas es distinta: la neblina azul es característica en todas las secuencias dentro de los Ozarks desapareciendo una vez que la cámara nos transporta a otra locación.
La serie ha acumulado 32 nominaciones a los Premios Emmy y ha sido galardonada en múltiples ocasiones, Julia Garner ganó dos Emmys como mejor actriz de reparto, y Jason Bateman por mejor dirección.
Ozark se ha convertido en una de las mejores series de los últimos años, contó con una excelente línea narrativa, se mantuvo fiel a su esencia en todo momento, supo generar un acertado desarrollo de personajes y contó con una producción impecable, además, nos regaló un emocionante final. Definitivamente un must para todos los amantes de las series.
