Talk to Me llegó en medio del caos cinematográfico del tumultuoso 2023, un año en el que contadas películas lograron mantenerse como las preferidas del exigente público cinéfilo. En este contexto, esta producción se destacó como una de las pocas consideradas «lo mejor del año».
El filme generó un auténtico revuelo en redes, anunciándose en apenas unas semanas desde su lanzamiento la confirmación de una secuela. Aunque el ascenso de las producciones de A24 en la cultura popular contemporánea no es sorprendente, ¿puede realmente considerarse a Talk to Me como la cumbre de su género en el año 2023?.
La trama nos integra en las vidas de tres amigos en plena efervescencia juvenil. La protagonista, Mia (interpretada por Sophie Wilde), es una joven aquejada por la depresión, incapaz de superar la pérdida de su madre en circunstancias misteriosas. Acompañando a Mia, encontramos a Jade (Alexandra Jensen) y al hermano menor de esta, Riley (Joe Bird). Cada uno enfrenta sus propios dilemas, ya sea el deseo de encajar en su entorno escolar, la exploración de su sexualidad o la superación de pérdidas familiares. Sin embargo, estas cuestiones personales apenas rozan la superficie de los desafíos más profundos que tendrán que afrontar.
A24 optó por abordar el cliché de las posesiones de una manera diferente al desplazarlo hacia un artefacto específico, convirtiéndolo en un perturbador juego entre el grupo de amigos de los protagonistas. Aunque la película busca trazar un rumbo innovador en el género de terror al ejemplificar el castigo y la tortura que sufren aquellos que se involucran con espíritus, la película cae en la repetición de elementos ya utilizados en otras obras tanto del propio estudio como de producciones afines.
En lugar de la trillada ouija, la trama sustituye este recurso por la mano embalsamada de un satanista, corrompiendo a sus víctimas en sus propias debilidades y sentimientos reprimidos, conduciéndolos hacia un grotesco limbo donde resultan humillados, heridos y obsesionados con su uso.
Los entes demoníacos que Mia invoca en cada sesión de juego logran manipularla, extrayendo de su interior el dolor de la pérdida de su madre y provocando que hiera a las personas cercanas a ella. El destino incierto de la protagonista se encuentra atrapado en el infierno de un juego cuyo origen permanece sin una clara definición en la trama de la película. Su producción oscila entre lo macabro y lo desconocido, explorando los límites del terror de una manera que, a pesar de las repeticiones temáticas, deja a la audiencia con un perturbador suspenso sobre el desenlace final de esta intrigante odisea sobrenatural.
Danny Philippou y Michael Philippou abordan de manera intrigante el concepto de terror en Talk to Me, evitando la saturación de cliffhangers que caracteriza a otras franquicias cinematográficas. No obstante, la película cae en la fórmula ya distintiva del estudio A24, empleando el horror incómodo, escenas de connotación sexual e ideas que no logran establecer una conexión clara entre el origen del problema principal y el desarrollo futuro de la trama.
Talk to Me se desvía, en momentos, del molde tradicional de las películas de posesiones, como El Conjuro, Ouija y Actividad Paranormal, al abordar elementos más humanos como las emociones, el duelo, las adicciones y la depresión. A pesar de ello, la película dista de ser algo revolucionario para el género del terror. La interrogante persiste: ¿es verdaderamente A24 el rey del cine de terror, o simplemente encarna una moda colectiva que, aunque innovadora en ciertos aspectos, no logra trascender las convenciones establecidas?