Para el ojo poco observador, cuando se va al cine a ver una película, lo que más resalta son las actuaciones, la fotografía, los efectos especiales o el diseño de producción, si bien todos estos elementos son de vital importancia para una producción cinematográfica, existe un encargado de aglutinar todos los anteriores, dándole vida, emoción e intención a lo que se puede ver en pantalla. Estamos hablando de la banda sonora, un vital elemento en el cine, que nos ha dado joyas majestuosas que han convertido a películas icónicas en obras todavía más espectaculares.
Como tal, la banda sonora desempeña una doble función: primero reforzar el significado de las ideas que, por sí solas, las imágenes no son capaces de expresar, pero al mismo tiempo establece un vínculo narrativo continuo del discurso cinematográfico. Podría parecer que la música en el cine apareció en 1926, año en el que comenzó el cine sonoro, pero la realidad es que antes de ese suceso el cine ya contaba con música, esto se logró con la ayuda de intérpretes, que tocaban en vivo conocidas piezas musicales para apoyar lo que se veía en pantalla.
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Pero aquí hay que hacer una distinción entre música y banda sonora, porque podría haber confusiones. La banda sonora es una pieza específicamente escrita para una película determinada, mientras que la música es independiente de la película. Fue en el lejano año de 1908 cuando nace la primera banda sonora original en la Historia del Cine y la película para qué fue hecha se llama El asesinato del duque de Guisa y Stenka Razin.
Desde ese momento las bandas sonoras se volvieron tendencia en el mundo del cine, a partir de los años treinta, los grandes estudios cinematográficos comenzaron a crear grandes y sofisticados departamentos enfocados a crear los scores de las cintas. La prueba de fuego ocurrió en 1933, con la película King Kong, cuando Max Steiner demostró lo que se podía llegar a hacer con una partitura original totalmente sincronizada con las imágenes.
Desde ese entonces las bandas sonoras han evolucionado exponencialmente, los compositores empezaron a crear música que procedía de distintas áreas de la composición musical, variando desde la música clásica al jazz. Hoy tenemos todo tipo de bandas sonoras que nos transmiten diferentes sensaciones e ideas, que nos transportan a distintos lugares, variando desde una cena en un restaurante fino, hasta los confines más lejanos del espacio exterior.
Hoy contamos con grandes compositores como John Williams, Hans Zimmer o Howard Shore, que con su música le han dado vida a historias como Star Wars, Indiana Jones, Harry Potter, Parque Jurásico, Gladiador, Duna, Interestelar, El señor de los anillos, La mosca y muchas otras películas que se han vuelto icónicas en el imaginario colectivo, pero no solamente por sus historias y personajes, sino también por su música. Hemos visto una evolución estrepitosa de las bandas sonoras a lo largo de los años, enriqueciendo el medio y aportando nuevas propuestas, veremos que le depara a este bello aspecto de la cinematografía.
Aquí te dejamos una de las bandas sonoras que más resonaron en los últimos años: Dune, que quedó a manos del ganador del Óscar, Hans Zimmer —para cuya cinta, experimentó con diferentes temperaturas y micrófonos en la arena hasta lograr el icónico sonido del gusano de arena arrastrándose—.