“And the stage is bare, and I’m standing there… without any hair… oh no!”
Y Elvis soltó la carcajada tras escuchar su propio yerro. Pero a diferencia de otros conciertos en los que aprovechó el monólogo intermedio de “Are You Lonesome Tonight?” para inventar chascarrillos —muy recordada la llamada laughing version de la canción en un show en Las Vegas de 1969—, en esta noche del 21 de junio de 1977, frente a 10,000 fanáticos en el Centro Cívico de Rapid City, Dakota del Sur, el Rey no causó gracia.
Su lengua enloqueció y se asemejó a una lombriz en sal, haciendo que el ídolo balbuceara como si fuese presa de un electrochoque. El atarantado soliloquio duró un minuto y seis segundos, y por las rechonchas mejillas del rockero escurrieron lágrimas que se mezclaron con el sudor más ilógico, si se considera que era apenas la cuarta pieza de la velada. Ninguno de los presentes supo dónde estaba la frontera capilar entre las gotas de emoción y las de fatiga. Muchos quedaron a medias: ovacionar o lamentar.
Así se resume una de las escenas más dramáticas en la historia de la música, con un Presley puesto cara a cara con el Elvis de años atrás, ahora aturdido, con la voz barrida, párpados inflados y una mirada tan endeble que invitaba al abrazo piadoso de una abuela. Amante de los dulces, el mayor símbolo sexual de Estados Unidos sobrepasaba los 120 kilogramos, daba tumbos, dañaba los televisores de los cuartos de hotel y lucía arrasado por un mar de vicisitudes que, entre tanto flashazo y reflector, se le notaban en cada poro. Tenía el trepidante pulso de un ser que está a punto de desembarcar en su último puerto.
Al finalizar esta trompicada interpretación de la triste canción creada en 1926 por Roy Turk y Lou Handman, y que lanzó como sencillo en 1960 para alcanzar la cúspide del Billboard, el estrafalario Elvis escuchó aplausos y alaridos, aun picoteado por las secuelas de las anfetaminas y los calmantes, con el cabello alzándose en armas y con sus patillas decorando el atuendo blanco en el que morían sus lágrimas.
“Estaba tan nervioso sobre el entarimado que apenas podía hablar”, expresó el historiador Samuel Roy, habiendo atestiguado tales imágenes, pero particularmente motivado por cómo el músico dio salida a este tema que en su momento se vio obligado a sumar a su catálogo por causa de su mánager, el “Coronel” Tom Parker, cuya esposa amaba la pieza original. Hay que decir que el cantante jamás estuvo convencido. Incluso después de grabarla en el estudio sentía que no le había hecho justicia, pero los productores quedaron maravillados con el resultado.
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Nadie pone en duda el lugar que “Are You Lonesome Tonight?” terminó ocupando en la carrera del artista como el single por excelencia de sus improvisaciones, pero lo sucedido en aquel show en Rapid City —en la marquesina del inmueble se anunciaba ”Elvis Presley, in person, in concert, sold out“— desbordó la presa. Los que pagaron boletos de quince dólares pudieron ver en esta conmovedora actuación al ídolo sentenciado a muerte.
Cincuenta y seis días después, se consumó el acto final. Los televisores de los hoteles hallaron la paz y la lengua que temblaba en esos monólogos amaneció inerte, casi partida en dos.
“Is your heart filled with pain? Shall I come back again? Tell me, dear…”
Escucha «Are You Lonesome Tonight?» de Elvis Presley, abajo.