En las últimas décadas, el cine y la música han estado intrínsecamente vinculados al formato físico. Para los cinéfilos, la experiencia de disfrutar una película sin tener una colección de DVDs y Blu-rays parecía impensable, del mismo modo que para los melómanos, disfrutar de sus artistas y bandas favoritas sin una colección de CDs resultaba difícil de concebir. Tener acceso inmediato a música y películas sin ocupar espacio físico en el hogar era una idea que hace veinte años parecía inalcanzable. Nadie anticipaba que las plataformas digitales de música y streaming llegarían a dominar la manera en que el público consume entretenimiento audiovisual.
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Sin embargo, el cambio hacia el consumo digital no ha sido del todo positivo para todos los consumidores. Muchas personas encuentran tedioso tener que pagar una cantidad significativa de dinero por suscripciones a varias plataformas de streaming, y cuando se suman los servicios de música, el gasto se vuelve insostenible para el consumidor promedio. Por esta razón, muchos todavía optan por comprar álbumes musicales y películas en formatos físicos. A pesar de la desaparición de los videoclubes, los coleccionistas siguen buscando ediciones especiales y limitadas tanto en la industria del cine como en la música.
No obstante, con el inicio de la década de 2020, la sostenibilidad de mantener la producción de formatos físicos ha sido puesta en duda por muchas empresas. Recientemente, Sony anunció una serie de despidos que amenaza con poner en peligro la producción futura de CDs, DVDs y Blu-rays. Medios japoneses han señalado que la rentabilidad de continuar con estos formatos es cada vez menor, especialmente frente al dominio de los formatos digitales en el consumo de medios.
Sony recientemente despidió a alrededor de 250 personas de sus fábricas de producción y se espera que estos recortes puedan aumentar en el futuro. La empresa está ofreciendo jubilaciones anticipadas a los empleados afectados por esta ola de despidos. Este cambio en la producción será gradual, pero parece inevitable que eventualmente se producirá un adiós definitivo a estos formatos de consumo físico.
La pregunta que surge ahora es si otras casas productoras y discográficas seguirán el ejemplo de Sony. La transición hacia un modelo de negocio completamente digital parece estar en el horizonte, y con ello, una transformación significativa en la manera en que el público consume cine y música. Aunque los formatos físicos aún tienen un lugar en el mercado, especialmente entre coleccionistas y aficionados, su futuro es incierto en un mundo cada vez más dominado por el consumo digital.